Después de mucho vacilar he llegado a la conclusión de que el orden y la limpieza de mi casa es inversamente proporcionar al caos de mi estudio. Léase casa como la mini-vivienda de cincuenta metros cuadrados dónde vivo, y léase estudio como el cuarto donde habitualmente trabajo.
Bien, pues, como decía, resulta que me he dado cuenta que desarrollo un mecanismo de autodefensa personal que consiste en recoger todo lo que me molesta, no uso, o no le encuentro sentido o parador conocido, y encerrarlo en ese cuarto . Con lo cual tengo la casa recogida y monísima, y el estudio petado de trastos y de papeles hasta arriba. Mi particular planeta limpio, y la galaxia hecha unos zorros.
Y también he llegado a la conclusión, después de mucho marear a mis meditaciones, de que este caos fabricado por mis impulsos más personales se produce en época de máxima actividad mental. Es decir, cuando mi cabecita a modo de olla exprés, está a punto de explotar. Esos días que piensan y piensas y vuelves a pensar, porque tienes tanto frentes abiertos que la incertidumbre, los futuribles, las vacilaciones, los recuerdos, y las dudas, te desarman el sistema nervioso, la prudencia y hasta el alma. Es como lo de barrer y esconder debajo de la alfombra, pues lo mismo. Lo que quito de un lado lo escondo en otro.
Pero todo nubarrón tiene un agujerito por donde ver el sol. Hoy mismo dos chicos estupendos en dos tiendas diferentes me han llamado "nena" y "chica" en vez del "señora" que tanto me fastidia. !Con que poquito se me dibuja una sonrisa!. Pero lo del rayito de sol no venia por ahí, sino porque cuando me pongo a ordenar el susodicho cuarto siempre me encuentro verdaderas joyitas. Papeles o recuerdos que me traen muy buen rollo.
Con lo cual concluyo que mi tranquilidad mental está directamente relacionada con el orden o desorden de una habitación. En fin. ¿esto se cura?
Un rinconcito para los valientes de ánimo, donde encontrar un bálsamo en forma de libro, película, pensamiento o receta. De toda cabe en esta caja de Pandora que sólo se abre para los que tenéis el coraje de soñar.
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