Voy a ser clara ya de entrada. Tesis sobre un homicidio me ha gustado...
"peroooo"... pincha. Evidentemente sale mi adorado
Darín...."peroooo".... la película chirría en algunos aspectos. Tal vez, porque
acudimos al cine malacostumbrados. Esperamos ver otra El secreto de sus ojos (Juan
José Campanella, 2009)... o Nueve
Reinas (Fabián Bielinsky,
2000) ...y claro...no es eso.
No
sé si me había hecho la idea de encontrarme un tête a tête interpretativo entre Darín y Ammann, y
lo que luego he visto es un Ricardo Darín repetido (tal vez debería
abandonar por un tiempo el género del thriller y sub-géneros policiales) y un
Alberto Ammann (Celda 211) sin nada de chispa. Soso. Y entre los dos ni
duelo, ni química, ni nada de nada.
Pero
la película te mantiene en estado de alerta. Te invita a jugar y a intentar
adivinar, aunque algunas cosas resten verisimilitud al relato: la escena de la
espera en el bar sentado allí desde la noche a la mañana siguiente no es creíble,
o que robe una prueba judicial de un asesinato, siendo él un profesional de la
justicia, o fiarte de Google para buscar información policial... Pero ya digo
está realizada con una sorprendente y atractiva estética, jugado con la iluminación,
los espejos, los cristales..
También
me ha gustado que el director sabe poner al espectador en el punto de
vista del protagonista, hasta el punto de que el final te descoloca y entonces
es cuando empiezas a dudar de lo que has visto desde la butaca.
La
historia cuenta la investigación de un asesinato por parte de un abogado
retirado, reconvertido en profesor de universidad. que empieza a sospechar de
un alumno, hijo de un antiguo amigo.