Hoy he pasado por la Explanada de Alicante y al mirar hacia la Casa Carbonell (el edificio más bonito de toda la ciudad) me he acordado de la leyenda, tantas veces desmentida por sus familiares. Cierta o no, la verdad es que es muy curiosa y voy a contarla para quien la quiera escuchar.
Dice la leyenda que el empresario textil alcoyano Enrique Carbonell Antolí, allá a principios del siglo XX, buscaba un sitio más cálido para vivir. Tenía una hija enferma que necesitaba de un clima más benigno y Alicante ofrecía sol la mayoría del año. En unos de esos días que había de bajar a la capital desde Alcoi, sufrió un accidente en el trayecto que lo dejaron sucio y harapiento. Y con ese aspecto, lejano al de todo un señor, se presentó en el lujoso Hotel Palace. Buscaba hospedarse y asearse en el que entonces era el mejor hotel de la ciudad. Pero viendo su desaliñado aspecto el establecimiento le negó el alojamiento. Don Enrique debió montar en cólera al momento y no tardó en vengar tan hostil comportamiento. Mandó construir una casa elegante, grande y señorial, al mismísimo lado del hotel para que eclipsara a éste. Así sobre los solares que ocupaban las dos plazas del viejo mercado, se construiría la llamada casa Carbonell, confiando al arquitecto Juan Vidal que levantara los planos. Y el seis de mayo de 1921, presentó la solicitud al Ayuntamiento.
Desde entonces el Hotel Palace aparece a la vista cuando desvias la mirada después de recrearte en la maravillosa arquitectura de la Casa Carbonell.
Y otra curiosidad que he conocido hace nada, gracias a que de vez en cuando vienen amigos de fuera, es que este edificio tiene 365 ventanas, una por cada día del año, otro capricho de Don Enrique. Por lo que parece, todo un carácter.