16 septiembre 2015

Un día perfecto. Lo nuevo de León de Aranoa.







Soy fiel seguidora de Fernando León de Aranoa desde que me dejó "patidifusa" en la butaca con su ópera prima , Familia. Después siguió dejándome pegada al asiento con Barrio y Los lunes al sol. Y tras Princesas, regresa con su apuesta más ambiciosa e internacional, Un día perfecto.
Una película de guerra sin una explosión y sin una gota de sangre. Podemos decir que Un día perfecto es todo trinchera. Esa quinta o sexta línea del frente, ese segundo plano de "efectos colaterales ", que es donde sufre la población civil. Y sin embargo no hace falta retratar "la batalla" para ver "la guerra". Es la violencia sin violencia.


Un día perfecto transcurre en una zona de guerra con los cascos de las Naciones Unidas tratando de controlar la situación . En concreto narra la peripecia de un grupo de voluntarios en Bosnia justo en el momento en el que las autoridades dan por acabada la guerra. Tratan de sacar un cadáver de un pozo de agua en una zona de conflicto. Alguien lo ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones cercanas. Pero la tarea más simple, encontrar una cuerda, se convierte aquí en una misión imposible, en la que el verdadero enemigo quizá sea la irracionalidad, la burocracia de despacho y lo absurdo.

Dos genios con Oscar, Benicio del Toro y Tim Robbins, le dieron el sí al director para la película . 

Lo mejor, encontrar un drama agujereado de notas de humor, que es capaz de mantener un equilibrio revelador y sobrio.

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