Los efectos colaterales de tan cacareada crisis no tienen limite ni fondo. Tal vez son efectos colaterales nivel doméstico, pero joden al personal al fin y al cabo. Sin ir más lejos, hay un efecto de catastróficas consecuencias. Es el de la presencia de vecinos en el mes de agosto. Antes, antes de la crisis quiero decir, los vecinos desaparecían del edificio por arte de magia. Era apretar el sol y allá que marchaban hacia sus segundas residencias, campamento, hotel, o chiringuito montañero. Incluso hay quien ese mutis por el foro canicular lo hacia adelantar y desaparecían en julio. Un lujazo para ellos que podían, ... pero más, para el que se queda en casa.
No siempre se tiene el edificio a libre disposición. Yo, ha habido veranos que he tenido casi dos meses de soledad vecinal. La gloria. El ascensor a libre disposición, la galería de la cocina abierta de par en par sin miedo a los fritos, adiós a la educada cortesía de hablar por hablar, adiós al miedo a hacer ruido a horas intempestivas, y hasta si te pone, bienvenidos los gritos apasionados en plena "faena" con las ventanas de par en par. No tiene precio.
Pero no. Viene la maldita crisis agorera y los vecinos deciden no ir de vacaciones. Pasan julio y agosto dentro del pisito, y tú, padeces el verano el doble. Siempre he elegido trabajar agosto para irme de vacaciones en septiembre. Este año me arrepiento de esa decisión. Esto está siendo un infierno. El niño del cuarto no para de ensayar la misma pieza al piano una y otra machacona vez. Su madre ha de gritarle cada una de las ordenes y ruegos que le hace, y su padre es un amargado-maleducado con carrera, porque los estudios no lo dan todo. Una planta más abajo, las abuelitas del tercero, un trío tipo "Las chicas de oro" pero con 10 años más, retienen el ascensor hasta lo insufrible. Ellas que siempre se retiraban a Ibiza nada más llegar los calores. Pues ahora aquí las tengo.
Este es mi sufrido verano en mi particular Rue del Percebe. O Montoro o la troika arreglan esto o el año que viene veraneo en agosto. Como los señoritos. Aunque siempre me gustó más ejercer de Rodriguez.
Un rinconcito para los valientes de ánimo, donde encontrar un bálsamo en forma de libro, película, pensamiento o receta. De toda cabe en esta caja de Pandora que sólo se abre para los que tenéis el coraje de soñar.
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1 comentario :
Siempre nos quedarà El Cairo.
Baci.
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