Empecemos por la bomba que ha soltado el contable de Nóos. Dos años después de su última declaración cambia de opinión, y admite que la sociedad de los Duques de Palma tenía como finalidad desviar fondos captados de forma ilícita. El Fiscal Pedro Horrach debe, como mínimo, haber torcido el gesto cuando ha entregado la confesión de Marco Antonio Tejeiro al juez Castro.
Y en la sección de Corrupción, que en este país debería ya ser fija en todos los medios, no dejan de salir nuevos casos: que si el cohecho de la alcaldesa de Bormujos por un bolso (que hay que ser cutre), que si el secretario de la Diputación de Ourense contratando a "dedo ágil", que si el alcalde de Brunete comprando a la oposición y dejándose grabar.... en fin que voy a contar.
Pero es que si nos quedamos por aquí, por esta Comunidad Valenciana, hoy satisfactoriamente petada en todas sus playas, hay para echarse a llorar. A punto de la intervención por parte del Gobierno central, que no lo quiero ni mentar, la UE nos reclama 265 millones. Han oído bien. El dinero que dio la Generalitat a Ciudad de la Luz como ayudas para productoras. Entre esto, la intervención a puntito, y Cotino haciéndose el remolón, en el Consell deben de andar con el Nolotil en vena.
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