Es raro ver por las pantallas una del Oeste. Hoy en dia el western es un genero en periodo de extinción y por eso me despertaba mucho la curiosidad esta película. Eso y que el director sea Mateo Gil, el guionista de Alejandro Amenabar. Y la verdad es que ha cumplido con creces mis expectativas. Se trata de un wester con algo de Robin Hood.
Donde los forajizos ya no son lo que eran y los valores morales parece que vienen cambiados. Una del oeste donde se lucha por la libertad, el compromiso, la lealtad, y la amistad. Y donde se da voz a la critica social. Algo que tampoco es nuevo en el western, por cierto.
También me llama la atención que la factura de Blackthorn sea muy western americano cuando en realidad es una co-producción - boliviana ambientada en sudamerica.
Por lo que respecta al reparto, absoluto protagonismo para Butch Cassidy : un gran Sam Shepard (París, Texas, Black Hawk derribado) alrededor del cual gira toda la película. Y papeles secundarios para Sthepen Rea (Juego de lágrimas) y la peruana Magaly Solier (Amador, La teta asustada). Y un Eduado Noriega, al que la sombra de Sam Shepard hace desaparecer de la pantalla.
En realidad la película es la continuación de otro western, Dos hombres y un destino. Allí los dos personajes interpretados por Paul Newman y Robert Redford, son Butch Cassidy y Sundance Kid, y aquí, en la peli de Mateo Gil, se retoma el final para ver que ha pasado con ellos. Entonces nos desvela que Cassidy (ahora Blackthorn) no murió tiroreado años atrás sino que vive escondido y retirado criando caballos en Bolivia. La aparición de un joven español le trastoca sus planes de una jubilación soñada de vuelta a su país.
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