Como seguidora del cine que hacen en el país de al lado, ahí donde también saben de quesos, he ido a ver esta comedia. La avalan dos millones de espectadores y un reparto con Dany Boon (Bienvenido al norte), Emmanuelle Seigner (Lunas de hiel) y la coreógrafa y bailarina granadina Blanca Li. Bien, pues la verdad es que no pasará a la historia de la cinematografia francesa, pero pasas un buen rato comtemplando las alegrias y las penas ajenas, que de alguna manera te hacen fijarte en las tuyas propias.
Berlanga sentaba a la mesa a un pobre en Plácido, en Cena de Amigos, la petite bourgeoisie de la France sienta a los "amigos" para servir en plato frio infidelidades, mentiras, y traiciones. Moral distraida e hipocresia de guante blanco, que se suaviza con final edulcorado.
Dicho esto, decir también que de original peca poco, ya que estamos delante una vez más de esas comedias tipícamente francesas, donde un grupo de amigos se cita para comer o cenar y arreglar el mundo, o tirarse los trastos, eso si, todo muy educadamente. Un género tan fructífero, que hace pocas semanas, ya tuvimos otro ejemplo del que deje aquí constancia: la película Pequeñas Mentiras sin Importancia (Les petits mouchoirs) del director Guillaume Canet, mucho mejor que esta. Pero sin duda alguna, para cenas, y francesas, La cena de los idiotas, de Francis Veber, una de esas películas que de tanto en tanto apetece recuperar. Una buena opción para una de estas noches de verano.
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