Woody Allen again

Van 47 películas y Woody Allen sigue demostrando que como él, pocos. Midnight in Paris es un divertimento, donde se nota que se lo ha pasado bien haciéndola, y donde desde luego asegura al espectador la sonrisa eterna, cuando no la carjada. Que más se le puede pedir a un tio que se calienta la cabeza año tras año y pocas veces falla.

Esta vez vuelve a París y lo hace con un prólogo a modo de declaración hacia la ciudad. Abandona su Nueva York para jugar al intelectual hambriento de Europa que siempre fue. Y que mejor que hacerlo en una película donde le da via libre a la imaginación para poder codearse con Ernest Hemingway, Cole Porter, los Fitzgerald, Man Ray, Buñuel, Dalí (increible Andrien Brody), Toulouse-Lautrec, Degas y Gauguin. Y donde se permite hacer chistes de los surrealistas, o del mismísimo Buñuel.

La película plantea esa máxima de que cualquier pasado fue mejor, y lo hace desde la nostagia, pero la jugada cambia de rumbo para demostrar que hay que saber encontrarse y ser feliz en el sitio en el que a uno le ha tocado vivir.

El protagonista es Gil (interpretado por Owen Wilson), como no, con un toque de alter ego del director. Es un guionista de Hollywood que cuando era más joven aspiraba a ser un escritor serio y ahora se conforma con la comodidad y el bienestar económico de escribir guiones para Hollywood. Los paseos nocturnos por París le llevaran también a pasear a través del tiempo. A esos años 20 donde le hubiera gustado vivir. Pero hay un problema, su esposa vive anclada en el siglo XXI. Tal vez lo mejor que le podia pasar.

Como es habitual en las películas de Woody Allen, un grupo de actores completa el reparto, desde estrellas como Adrien Brody o Kathy Bates, a la Sra.Sarkozy, es decir, la Carla Bruni haciendo de guia turística. Midnight in Paris no es la primera película que el director estadounidense rueda en París. En Todos Dicen I Love You, rodó buena parte allí, y por cierto, la música de este último filme recuerda mucho a esa BSO.