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La película se titula Pequeñas Mentiras sin Importancia (Les petits mouchoirs) y es una comedia francesa que acaba de estrenarse en España y que ha sido la más taquillera en Francia en 2010. Dirigida por el director Guillaume Canet, es el retrato social de unos amigos, justo en el momento que pasan más tiempo juntos (!peligro!), en vacaciones. Lo hacen cada verano, pero este es especial, uno de ellos no irá pues esta en la UCI ya que acaba de sufrir un accidente de moto en París unos días antes de partir. En la playa afloraran sus contradicciones, sus problemas, sus obsesionesl, sus defectos, sus pecados, y como no, sus pequeñas mentiras.
Las pequeñas mentiras sin importancia viene a ser algo así como el aceite que engrasa la maquinaria de nuestra vida diaria. No cuesta decirlas, no hacen daño, ayudan a suavizar una situación, evitan un mal mayor...Que levante la mano quien no diga pequeñas mentiras sin importancia. Evidentemente todos lo hacemos.
Escuché una crítica de radio donde comparaban la película a la norteamericana Hapiness, a mi particularmente esta película me recuerda a Los amigos de Peter, todo un clásico de los 90, donde un grupo de amigos se reencuentra en unas vacaciones de Navidad. Aquí el reparto era lo mejorcito de la escena británica: Keneth Branagh, Emma Thompson, Stephan Fry, Phyllida Law y Hugh Laurie (Dr.House). Bien, pues Pequeñas Mentiras sin Importancia es Los amigos de Peter en versión francesa veinte años después. Y como aquella, aquí te ríes y lloras, y todo bien mezcladito con una estupenda banda sonora.
La cinta francesa tampoco tiene desperdicio en el reparto. La preciosa Marion Cotillard ( que ahora esta también en carlera con la de Woody Allen), Francois Cluzet (el Dustin Hoffman francés) , Gilles Lellouche ( el Harrison Ford francés) y Benoit Magimel, la mejor interpretación sin duda alguna.
Vale que es una película que parece que ya hemos visto, pero funciona y te identificas con los personajes (tengo amigas que sabrian a la primera que personaje soy yo) y con las situaciones. Y como decía al principio sientes, ries,lloras...
Eso si, es muy francesa. Al salir tienes unas enormes ganas de beberte una copa fria de Chardonnay. Por cierto, acaba con la mejor canción de la historia: la versión de Nina Simona de My Way.
(PD: para mis amigas las franchute: traducirme el título, merci.)