Lost. The End.

Acaba la serie Perdidos. Y con ella, al menos para mi, la televisión. No es que vaya a tirarme piedras sobre mi tejado. Lo que quiero decir es que con Lost yo he pasado de ver tele en la tele a ver tele en el ordenador. Mejor aún , he dejado de que me impongan un horario a poder ver cuando me de la gana lo que me de la gana. Eso ha significado para mi Perdidos.

Yo que no soy nada de ver series (he visto las que se tenían que haber visto en la vida que me ha tocado, es decir, Falcon Crets, Twin Peaks y Poble Nou) ésta me llegó a enganchar, lo reconozco. Y tengo la mala suerte de que mañana a las seis estaré levantada, pero no podré verla, pues estaré en el curro. Así que espero no entrar a la red en toda la mañana ni que nadie me diga nada al respecto.

No se si nos resolverán las infinitas preguntas que tenemos los losties, y sé a ciencia cierta que habrán más desengañados que satisfechos. No se si después de mañana habrá mucha gente que pensara haber “perdido” 6 años.

Y llega el momento de preguntarse que tiene Lost que enganche tanto, porque no es que sea una buena serie, en el sentido de que no son interpretaciones bárbaras, las líneas argumentales fallan (tanto pasado y futuro dando vueltas es lo que tiene), y la duración (seis temporadas) llega a aburrir ( todos conocemos desenganchados que la han dejado en el camino). Pero algo tendrá evidentemente.

Dentro de unas horas sabremos el porqué. Porque los supervivientes del vuelo 815 son los que son, el significado de 4,8,15,16,23,42…, de que están hechos los fantásticos conservantes de las latas de Dharma, y hasta quien se queda con la guapa. Espero que Hugo.