30 agosto 2009

Dolores Balsalobre en la Lonja

Dolores Balsalobre no necesita de la "magdalena prousiana" para evocar lo vivido. A la pintora alicantina le basta con guardar en una especie de memoria selectiva, aquellos paisajes robados en sus viajes. Como un souvenir, Dolores se trae de Namibia, de la Patagónia o de la bahía de Ha Long, recuerdos en forma de sentimientos, de sensaciones, que después ha logrado recuperar, para nuestra afortunada contemplación, gracias a su condición de artista.




Para esta nueva aventura, llamada "Paisaje, memoria" ha elegido la abstracción, yo diría que una abstracción palpable, una abstracción que desvela a primera vista el mundo interior de esta pintora autodidacta.

Yo he tenido la suerte de contemplar con ella esas cumbres de los Andes que ha dibujado en un blanco y negro cegador e íntimo. No ha querido pintar el Pico San Lorenzo, el Fitz Roy, o el cerro Torre, pero los reconozco sin serlos. Dolores ha pintado lo que sintió al verlos. Tal vez porque conozco el magnetismo que me provoca la montaña, reconozco el poder de seducción que ha tenido la cordillera andina en la pintora. La naturaleza en estado virgen es tal vez ese alimento del que se nutre la Balsalobre. De esa provocación le nace a la artista la evocación de aquello que un día vio y le impresionó.


Al ver la exposición me paré delante de este cuadro, a pesar de la abstracción, enseguida sentí que yo había estado allí.
Posiblemente no se trate de la misma laguna, pero yo noté el gélido viento que sopla en la laguna Capri, en El Chaltén argentino. Lo que importa en la pintura de Dolores no es retratar lo que vio sino lo que aquello puede trasmitir. Todo eso yo tuve el placer de compartirlo con ella y con Carlos.

La exposición está en La sala municipal de Exposiciones de la Lonja del Pescado de Alicante, hasta el 25 de octubre.

P:D: !Enhorabuena, Dolores!

1 comentario :

Anónimo dijo...

Pilar ¡Es precioso lo que has escrito! ¡como siempre!. No es concretamente la Laguna Capri pero son todas las lagunas que vimos y vivimos durante aquel mes.¡Que buena estaba la cerveza! y las empanadas que tomamos en aquellos inmensos parajes como si fuéramos las únicas seis personas sobre la tierra. Gracias
Dolores