Portada de El Jilguero |
Todos esos ingredientes y un premio Pulitzer a su autora, Donna Tartt, pintaban muy bien. El principio (las primeras 400 páginas) me gustó mucho. Las descripciones de lo que pasó en el museo, del encuentro del protagonista con el anticuario, la vuelta con su padre, etc, me gustaron por la forma en que estaban descritas, por la prosa trabajada. Pero luego el libro pega un bajón, coincidiendo con los momentos mas turbios de la vida de Potter. Es como si le sobraran páginas enteras, que no hacen otra cosa que enredar el ya de por si rocambolesco preámbulo al desenlace. Y eso que el protagonista es muy seductor, una especie de personaje de Dickens, que consigue finalmente que la novela vuelva a una etapa álgida hacia el final.
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