21 enero 2014

Rescatando lecturas de la estantería: Pedro Páramo,de Juan Rulfo

He vuelto a la estantería a buscar algo que llevarme a la boca (la boca de lectora) y me he tropezado con Pedro Páramo de Juan Rulfo. Deliciosa lectura, corta (apenas 100 páginas) y arriesgada. Esto último por esa estructura, por ese orden o desorden en el tiempo de la narración. Un pasado, un presente y un futuro que se enredan en una misma secuencia que dura lo que dura esa visita de Juan Preciado al pueblo de Comala para buscar a su padre.

La novela del escritor mexicano es un pedazo de ese realismo mágico que también cultivó Gabriel García Márquez, Laura Esquivel o Borges. Literatura preñada de sueños y somnolencias, páginas donde los personajes vivos y muertos conviven, incluso sin mostrar su condición al lector. Un juego enriquecido por personajes increíbles.
... pero lo cierto es que él tenia otro oficio: el de "provocador". Era provocador de sueños. Eso es lo que era verdaderamente. Y a tu madre la enredó como lo hacía con muchas. Entre otras, conmigo. Una vez que me sentí enferma se presentó y me dijo: «Te vengo a pulsear para que te alivies.» Y todo aquello consistía en que se soltaba sobándola a una, primero en las yemas de los dedos, luego restregando las manos; después los brazos, y acababa metiéndose con las piernas de una, en frío, así que aquello al cabo de un rato producía calentura. Y, mientras maniobraba, te hablaba de tu futuro. Se ponía en trance, remolineaba los ojos invocando y maldiciendo; llenándote de escupitajos como hacen los gitanos. A veces se quedaba en cueros porque decía que ése era nuestro deseo. Y a veces le atinaba; picaba por tantos lados que con alguno tenía que dar.

Sinopsis :

La historia se inicia con el relato de Juan Preciado, al momento de prometer a su madre Dolores Preciado, cuando ya estaba a punto de fallecer, que iría al pueblo de Comala para conocer a su padre Pedro Páramo, y reclamar a este, aquello que le correspondía por ser su hijo.”No dejes de ir a visitarlo. No vallas a pedirle nada. Exígele lo nuestro” . Aquí se puede apreciar el deseo de su madre antes de morir. Juan Preciado, por serle leal a su madre difunta, se dirigió a Cómala para conocer a su papá, que nunca había visto. Todo lo que sabía de él es que habitaba en Cómala y que se llamaba Pedro Páramo.




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