22 agosto 2012

Al cine una tarde de verano: Café de Flore


Dos historias de amor. Dos tiempos distintos. Dos almas gemelas. Y una misma canción. Así se micro-resume Café de Flore, una producción franco-canadiense que es una de las películas que más me han gustado de lo que llevamos de tórrido y cinematográfico verano. 

También tengo que decir que no es una película redonda por el final, pero seria injusto penalizarla cuando la película está llena de aciertos y gratificaciones.  Empezando por la música.
 
La película lleva el título de la canción principal, Café de Flore, compuesto por Matthew Herbert en los 60. Es el tema que oyen la madre y el hijo, protagonistas de una de las historias. Una remezcla de esa misma pieza musical es lo que pincha un afamado disc-jockey , protagonista de la segunda historia. Luego hay temas de de bandas como Pink  Floid , hay clásicos franceses, hay folk, música electrónica...Es el ritmo de todo este babel musical el que va acompañando los sucesos de estas dos historias.
París y Montreal son los dos escenarios elegidos por el director canadiense Jean-Marc Vallé (C.R.A.C.Y.) para situar estas dos historias de amor: el que siente Jacqueline (Vanessa Paradis) por su hijo con síndrome de Down, y el de Antoine (Kevin Parent), un triunfador de la vida que parece tenerlo todo.
¿Existen o no existen las almas gemelas? , es más, ¿se puede tener una alma gemela en otra vida?

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