Primero fueron los que loaron el estado del bienestar y
ahora resulta que nos achacan que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades. Pues que se aclaren, ¡coño!.
Se que hay mucha gente que ha llevado un tren de vida que no
se podía permitir, pero ahí estaban los bancos para jalear este Sodoma y
Gomorra económico. Todo eran facilidades. Créditos y réditos para todos. Y de
aquellos polvos estos lodos. Pero también se que muchos otros han vivido
poniendo un ojo en la cartilla de ahorro y el otro en el cerdito de barro.
Hormigas y cigarras ha habido siempre. Usureros también.Y me parece a mi, por lo que llevamos ya visto y leído, que este "fin de fiesta" es más responsabilidad de los usureros que de las cigarras.
Así que no me vengan ahora blandiendo la espada de la
austeridad. Por cierto, si uno busca la palabra “austeridad” en la RAE, dice:
mortificación de los sentidos y pasiones.
Pues según esa definición lo que la clase política nos pide
a “los de a pie” es un harakiri. Oiga, que si a los curritos nos dejan sin las
pasiones (cada cual la suya, que raritos somos todos, y hay, hasta a quien les
gusta el fútbol) y nos nublan los sentidos, nos bajamos en la próxima.
Más que austeridad yo pediría sobriedad, templanza, y
moderación. Pero que se la apliquen primero los que han de arreglar el
desaguisado. Que den ejemplo. Que siempre ven el recorte, la jubilación y el
ERE en el ojo ajeno.
Nos espera otra semanita de sudor y lágrimas a la espera del
anuncio en el Congreso de los nuevos ajustes este miércoles.
A mi me quedan seis días laborables antes de coger
vacaciones. Puede que sean las últimas en mi actual puesto de trabajo. No tengo
miedo. Al contrario, tengo una
sensación de mezcla entre esperanza y oportunidad. Una sensación que sólo ahoga
el desasosiego y la angustia de saber que por delante quedan semanas decisivas
para nuestro futuro. El de todos. Un futuro austero y sobrio que yo intentaré tunear con algo de alegría y
desenfreno. ¡Coño!
No hay comentarios :
Publicar un comentario