Uno nace, y ya nace con su suerte incorporada, no se si vía gen, o te la inoculan en plan vacuna de los tres meses. Lo que ya no tengo tan claro es cómo te toca, cuando y cómo la injusticia decide : tú, estrella, y yo estrellado. Porque haberla , haila, pero puede tocarte la buena o la mala, he aquí el quid de la cuestión.
A mí, en un parcela importante de mi vida, me ha ido a tocar la buena suerte; no me puedo quejar y doy gracias por ello. Pero claro, lo queremos todo. Y no se puede tener todo. Así que en mi configuración también hay otros porcentajes elevados de material genético "estrellado".
Y ese es el responsable de mi predisposición a que todo me salga mal en otra, digamos, parcela de mi vida. Hay quien habla del destino, una predestinación a la que estamos abocados de por vida. Y lo peor es que no hay nada que hacer. Y tampoco es que lo dé por perdido. Yo lucho contra ese infortunio temerario, contra ese destino fatuo, pero por ahora el resultado es negativo, y la última batalla la doy por perdida.
Muchas veces me digo, o incluso me lo dicen los amigos, que puede que el día menos pensado la suerte cambie de lado y me conceda su favor. Yo, entonces, me pongo en plan Van Gaal , “positifvo, piositifvo”, y me digo, que lo bueno está por llegar. Pero la realidad es que cuando parece que ese momento llega, que algo está cambiando, aparece de repente otra vez el infortunio, y ¡ZAS! Batacazo al canto. Y tu te levantas, cabreada, eso esta claro, y te dices que la vida es una putada y que te das por vencida.
Así que ahora mismo mi estado es como el de Lo Presoner de Jordi de San Jordi:
Em trobe absolutament sotmés aun mal poder,no veig ningú que m'assisstescai estic retingut, tancat,encadenat i pres,cosa que atribuesc a la meua trista sort.
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