Esto se pasa ya de marrón oscuro....

Tal vez la palabra indignación ha sido la palabra del 2011. La pena es que de tan usada va perdiendo toda su fuerza, y por desgracia no nos lo podemos permitir. Porque con la que está por caer os aseguro que nos queda un rato para ejercer de indignados . Lo que pasa es que como la “cosa” se pasa ya de castaño oscuro, creo que habrá que preguntar a la Real Academia si hay algún eufemismo superlativo para tal menester. Porque a estas alturas del partido la indignación se queda corta. Y es que cada día que pasa te enteras de algo nuevo (no, no es aquello de “nunca te acostarás sin saber una cosa más”) , de algo nuevo y nuevamente escandaloso, denigrante, vergonzoso, feo. Un nuevo caso judicial, un nuevo recorte laboral, un nuevo “pufo” …. Incluso a veces, lo que oyes parece tan surrealista, que ya no das crédito. Pero si , resulta que hemos ido más allá y hemos superado con creces los limites de la ignominia. Como lo del “señor” de la cocaína y los gin-tonics. El Director general de Trabajo de la junta de Andalucía, el que se ha gastado un millón y medio de unas subvenciones para sus fiestas particulares. Además utilizaba a su chofer de camello. Pero se puede ser más infame (además de hortera, porque lo de los chóferes para los recaditos ya no se lleva, ponga una “Bigotes” y le conseguirá hasta caviar en una noche de apuros). Pero mientras este señor se esnifa unos cuantos euros, a otros los desahucian y los dejan en la puta calle por no pagar la vivienda (derecho fundamental, no nos olvidemos). Pero es que demás es una cosa detrás de otra, una ristra de despropósitos sin pies ni cabeza. Coges el periódico y lees que se han gastado 30 millones en publicitar el aeropuerto vacío de Castellón. ¿Pero no hay nadie que pida responsabilidades? Y pones la radio y escuchas que el Urdangarin logró recaudar 17 millones de euros con su Instituto “sin ánimo de lucro”. Y a ti te suben en una semana, el bus, el gas, y el IBI. Y la cola en el Servef da la vuelta a la calle. Y te vas al fútbol y te ves a un empresario, que ha dado un pelotazo por valor de 120 millones de euros, fumándose un puro. No busques en el palco ni al periodista a punto de un ERE, ni a profesores con bajada de sueldo, ni a farmacéuticos que no cobran, ni a arquitectos que emigran a Berlín y Londres. Y digo yo: a toda esta gentuza, podredumbre de la sociedad, no se les pude obligar a devolver el dinero por la vía rápida. No habría suficiente para pagar las deudas de los diferentes gobiernos, ni sacaría del paro a 5 millones de personas, pero calmaría la alarma social justificada de un país que seguro esa noche dormiría de tirón.