07 octubre 2014

Al cine: La gran seducción. Jugando al criket en la cola del paro.

Me ha gustado esta mezcla de Doctor en Alaska, Los lunes al sol y el Show de Truman. Aunque el argumento no sea un ejemplo de originalidad, he de decir que es todo un disfrute de película, de esas píldoras de honestidad que nos deja algunas veces la gran pantalla. La gran seducción es simpática y de humor blanco (los partidos y la equipación de criket, los personajes absurdos, esas enfermedades imaginarias,  etc).   Está realizada con gusto, es de resolución fácil de imaginar, y  te asegura una sonrisa en la cara al final.

La gran seducción es una producción dirigida por Don McKellar que viene a ser el remake canadiense en inglés de una reciente película en francés del propio cine canadiense. ¿hay alguien ahí?.

Sinopsis

En La gran seducción los habitantes de un pequeño pueblo pesquero viven del subsidio y sólo ven como única solución, para la supervivencia y el progreso, la construcción de una gran fábrica para contener residuos tóxicos. Para ello necesitan dos requisitos: satisfacer el soborno político de turno para la adjudicación, y engatusar a un joven y desastroso médico con el fin de que encuentre atractivo el lugar, y se convierta en el medico residente que exige la multinacional para construir allí la fábrica.

La película toca todos esos puntos-conflicto a los que se saca punta en clave de comedia: la ecología, la corrupción de bancos y grandes firmas, la nostalgia de la vida de pueblo como comunidad, la dignidad del trabajo, la fuerza de la verdad y la mentira justificada.

El reparto lo encabezan Brendan Gleeson (Al filo del mañana) que da vida al parado que lleva la voz cantante en el plan para convencer al doctor, y Taylor Kitsch (Salvajes) como médico. Muy buenos los dos y todo el reparto de secundarios.

Observaciones : Dejarse llevar por el "buenrollismo" de la cinta

1 comentario :

Unknown dijo...

¡Está muy buena! Pocas veces un remake llega al nivel de la película original. En el caso de “La gran seducción”, logra mantener (y mejorar, en algunos momentos) lo que ya pudimos ver hace 10 años de la mano del director Jean-François Pouliot. En esta nueva versión seguimos sin salir de Canadá, aunque cambiamos el francés por el inglés. La propuesta actualizada de Don McKellar nos vuelve a situar en un pequeño pueblo costero de Quebec, donde sus habitantes tratarán de ‘seducir’ al nuevo doctor para que se instale permanentemente. Este remake se gana a pulso la categoría de ‘cine para toda la familia’ gracias a los recurrentes tópicos y divertidas escenas que se suceden sin cesar. Sin embargo, la película vuelve a caer en los tópicos propios de las películas rurales, como la idea de que la gente verdaderamente auténtica vive en los pueblos. En definitiva, nos presenta un pueblo hecho a la medida del personaje de Taylor Kitsch ( quien por cierto, participa en la segunda temporada de True Detective, luciendo más guapo y delgado), pero realmente trata de convertirse en el destino perfecto para el espectador. Ver esta propuesta nos asegura, dos horas de deliciosa comedia rural, junto con unas irresistibles ganas de viajar lejos de la gran ciudad.