23 agosto 2013

Una casa en Córcega

Como siempre la traducción de los títulos de las películas en España viene a dejarnos con la boca abierta. Si su título original es Au cul du loup ( En el culo del lobo) no se entiende el más difícil todavía de Una casa en Córcega. Cuando es mucho más fácil y tiene mayor sentido nuestra frase hecha "En el culo del mundo", que sería la correcta y muy similar traducción y/o sentido, o "en la boca del lobo" que también se utiliza en catalán. En fin, misterios insondables. Pero vayamos a la peli que es lo que toca.

Una peli sencillita, sin pretensiones, ópera prima de su director, y de esas cintas que te vas a casa a gusto. Que no te han tomado el pelo y además cómo que has disfrutado. Se trata de una coproducción franco-belga y cuenta la historia de una joven insatisfecha con su vida, con su entorno, con su familia, y hasta con su novio.

Una película que habla de la naturaleza, de la realización personal,de la familia, de las elecciones y las decisiones , y los esfuerzos que nos plantea la vida. Una película donde Pierre Ducolot ha dejado que hable el silencio y el paisaje como parte del casting.

La película empieza con una herencia, una casa en las montañas de la llamada Isla de la Belleza, Córcega.

PD. El prota masculino está como un queso.


19 agosto 2013

What the world needs now is love



Seguro que os suena esta canción. La habéis escuchado más de una vez en alguna banda sonora. Por ejemplo en Forrest Gump o en La boda de mi mejor amigo. Es un tema que Jackie DeShannon hizo popular allá por 1965. Se trata de What the world needs now is love.  Como hoy es lunes, toca dejaros un tema, así que con este "lo que necesita el mundo ahora es amor" os dejo. Buena semena para los que curramos en agosto.



13 agosto 2013

Efectos colaterales de la crisis en el patio de vecinos

Los efectos colaterales de tan cacareada crisis no tienen limite ni fondo. Tal vez son efectos colaterales nivel doméstico, pero joden al personal al fin y al cabo. Sin ir más lejos, hay un efecto de catastróficas consecuencias. Es el de la presencia de vecinos en el mes de agosto. Antes, antes de la crisis quiero decir, los vecinos desaparecían del edificio por arte de magia. Era apretar el sol y allá que marchaban hacia sus segundas residencias, campamento, hotel, o chiringuito montañero. Incluso hay quien ese mutis por el foro canicular lo hacia adelantar y desaparecían en julio. Un lujazo para ellos que podían, ... pero más, para el que se queda en casa. 

No siempre se tiene el edificio a libre disposición. Yo, ha habido veranos que he tenido casi dos meses de soledad vecinal. La gloria. El ascensor a libre disposición, la galería de la cocina abierta de par en par sin miedo a los fritos, adiós a la educada cortesía de hablar por hablar, adiós al miedo a hacer ruido a horas intempestivas, y hasta si te pone, bienvenidos los gritos apasionados en plena "faena" con las ventanas de par en par. No tiene precio.

Pero no. Viene la maldita crisis agorera y los vecinos deciden no ir de vacaciones. Pasan julio y agosto dentro del pisito, y tú, padeces el verano el doble. Siempre he elegido trabajar agosto para irme de vacaciones en septiembre. Este año me arrepiento de esa decisión. Esto está siendo un infierno. El niño del cuarto no para de ensayar la misma pieza al piano una y otra machacona vez. Su madre ha de gritarle cada una de las ordenes y ruegos que le hace, y su padre es un amargado-maleducado con carrera, porque los estudios no lo dan todo. Una planta más abajo, las abuelitas del tercero, un trío tipo "Las chicas de oro" pero con 10 años más, retienen el ascensor hasta lo insufrible. Ellas que siempre se retiraban a Ibiza nada más llegar los calores. Pues ahora aquí las tengo.

Este es mi sufrido verano en mi particular Rue del Percebe. O Montoro o la troika arreglan esto o el año que viene veraneo en agosto. Como los señoritos. Aunque siempre me gustó más ejercer de Rodriguez.

12 agosto 2013

Coque Malla y Leonor Watling : Para toda la vida




Hoy es lunes y me toca dejaros una canción.  Empezamos la semana con Coque Malla y su tema Berlín, donde participa Leonor Watling. Dedicado a todos los que estamos trabajando en este mes de agosto, mientras unos cuantos están de vacaciones, pero sobretodo dedicado a esos muchos más que están en la oficina del paro. Ánimo a todos, especialmente a los que estrenan estos lunes al sol aciagos y tristes. Especialmente va por vosotros. Un poco de música para cerrar heridas, porque se puede vencer el miedo y construir de nuevo un futuro, un hogar, un medio de vida. 

05 agosto 2013

Lecturas de verano III: Un viaje de diez metros, de Richard C.Morais



Estoy en racha. Encadeno libros que me están enganchando. El último me lo ha prestado una amiga, me lo pasa antes de leerlo ella. Hago de conejillo de Indias y el experimento resulta ser un éxito. Se trata de Un viaje de diez metros, de Richard C. Morais.

La novela nos trae la historia de Hassan, de la familia de los Haji, cocineros en su India natal, en Mombay, que se ven obligados a exiliarse. Primero probarán suerte en Londres y después en un pequeño pueblo francés donde casi tiran la toalla. Pero un accidente cambiará la tornas de una batalla gastronómica. Y de ahí a París.

Con un comienzo muy al estilo de La vida de Pi, Morais nos introduce en la familia de Hassan, y con él nos sumergimos en este alegato sobre la superación personal y la ambición constructiva, pero también en una historia de emigrantes, y en todo un descubrimiento de la fragilidad del mundo de la alta cocina francesa.

El libro además tiene una buena base documental, dando detalles como referencias al más antiguo de los libros de cocina que se conservan, De Re Coquinaria, de Apicius, hasta los más modernos procedimientos de las cocinas de las estrellas Michelín. Pero todo es su justo punto, sin llegar a darle más importancia que la de acompañar a las aventuras de nuestro protagonista. También está muy trabajado el lenguaje, dando juego en comparaciones y metáforas al mundo de la cocina:


un panecillo, como un escarabajo muerto, yacía boca arriba bajo una silla

la experiencia de abandonar Bombay se parecía bastante a ciertas técnicas para capturar pulpos practicadas en algunos pueblos del Mediterráneo

en la barra de zinc había un par de lugareños inclinados con aspecto de malhumor sobre ballons de vino. Recuerdo que el lugar olía a madera podrida y pastís derramado






01 agosto 2013

Final del viaje : Dubrovnik, puerto "Libertas"



Y dejo para el final esta parte del viaje en la que llegamos a Dubrovnik. Cogemos un ferry desde el puerto de Bari, y tras una noche de aire acondicionado a tope, llegamos sanos y salvos. Dubrovnik es una ciudad que ya cuando te acercas con el barco puedes imaginar lo que te espera. La ciudad croata es por su orografía un puerto natural. Su enclave en el Adriatico y sus murallas hacen de ella una verdadera joya. 




El primer pensamiento que te viene evidentemente es el de la guerra de la ex-Yugoslavia, y te cuesta comprender cómo en tan poco tiempo la ciudad se ha recuperado. 

Hoy con echar una ojeada desde arriba de las murallas, puedes ver los tejados prácticamente nuevos. 



Te haces entonces una idea de como fue el asedio serbio de finales de 1991. Dicen que los proyectiles impactaron en el 68 % de los edificios de la ciudad antigua, agujereando dos de cada tres tejados. 


Lo primero que hay que hacer al llegar a Dubrovnik es evidentemente patearte la ciudad y recorrer los 2.000 metros de murallas, con sus torres y bastiones.

Al caer el sol es buena hora para pasear por la espina dorsal de la vieja ciudad, por la Stradun, y ver como los últimos reflejos del sol se derriten sobre el mármol desgastado pero todavía brillante. 



En Dubrovnik hay una oferta hostelera impresionante, hoteles , habitaciones de particulares y bares y restaurantes por todos lados. Se nota que turísticamente ahora mismo está en la cresta de la ola. Los precios, también lo confirman. Las konobas son las tabernas, y sirven,  eso si,  un poco lentos. Recomendar el pescado y también el pulpo, las ostras y los mejillones. Estos últimos muy buenos en un guiso con tomate y vino blanco. Dicen que las aguas de estas bahías concentran los valores óptimos de sales minerales para el cultivo de ostras y mejillones.


Y evidentemente no podemos irnos de Dubrovnik sin hacer alguna de las excursiones que los alrededores ofrecen. Las islas Elafiti (Sipan, Lopud y Kolocep) nos ofrecen aguas transparentes y alguna pequeña playa. Evitar ir en excursiones organizadas, mejor buscar un servicio de lancha rápida particular (que si que los hay, aunque no se anuncian).

Todas las islas tiene mucha vegetación, típicamente mediterránea. Y el agua, transparente hasta el infinito, y en calma total. La costa dálmata en estado puro. Y la maleta empeñada en esperarme...