15 mayo 2014

Panegírico del bofetón revulsivo. O lo que es lo mismo, ! "Espabílate, mi amor"!

No se si alguna vez os ha pasado, pero estoy segura que a la mayoría de vosotros, algo bastante parecido a lo que voy a contar, os sonará. Hablo de esas ocasiones, esas oportunidades de la vida, en que tú te quedas con la boca abierta mientras delante de ti se esfuma algo parecido a tu vida entera, hace tan solo un par de días. Esas circunstancias que te dejan con la mandíbula desencajada, viendo como te la han pegado en lo que se tarda en dar un meneo de pestañas. Y tú te quedas ojiplática, rollo las muñequitas japonesas, y con la cabeza petando en cortocircuito y la lucecita del "Warning" como loca.

Pero lo peor es que no espabilamos. Y nos vuelve a pasar. !Cómo somos!. A veces pienso que ni con agua fría. Yo no sé si es falta de maldad, demasiada inocencia, o es que somos tontos si me apuras.

Y es en esos momentos cuando necesitamos el bofetón revulsivo. No el físico. No haré apología de la violencia. Hablo de ese bofetón imaginario y didáctico, esa reacción profunda y rápida como un vómito. Ese click en la cabeza que te espolea a galopar por un nuevo camino. Ese "Espabílate, mi amor", que te sale de muy adentro, de las mismas vísceras, y no del corazón.

El bofetón revulsivo es como ese Red Bull que te da alas. Como ese amigo que te coge de los hombros y te zarandea para que entres en razón. Lo bueno de que el sopapo purificador sea imaginario es que no queda señal de los dedos en la mejilla, y automáticamente la vida se empieza a ver más clara. Los mitos se derrumban, y lo que hasta ahora estaba colocadito en el altar, cae por su propio peso. Sólo queda barrer y abrir la ventana.

1 comentario :

dapazzi dijo...

¿En que jardín te has metido ahora?.
¿Te has cruzado con Spiderman?
Muaaaaaa con xocolat.