16 junio 2014

Entre vedijas y cascarrias

Ya sabéis, los que pasáis por aquí, que de vez en cuando me gusta rescatar palabras. Las hay sonoras, elegantes, sobrias, ...  o cantarinas. Pero en común tienen que estén en desuso. Víctimas del ritmo de vida, sacrificadas por las épocas y sus caprichos. Así es el lenguaje , vivo e imparable.

Bueno, pues hoy os dejo dos palabras que además vienen con ejemplos de dos escritores de la terreta, Azorín (Monòver) y Gabriel Miró (Alicante).

VEDIJA
Esta palabra se utilizó para designar al mechón de lana (en las ovejas) o a la mata de pelo enredada (en la personas).

Y en la lejanía, cerrando el horizonte, sobre un casi imperceptible apiñamiento de casas, se eleva una neblina como vedijas de suavísima lana carmenada y deshecha.

Así describe Azorín el skyline de Madrid en Doña Inés (1925)



CAZCARRIA / CASCARRIA
Esta palabra se refiera al barro que se agarraba ya seco al bajo de nuestros pantalones y faldas, después de de andar y correr por los parques enlodados de las infancias de antaño.

Pasó el parroco riéndose y mirándose el hábito manchado de cazcarrias.

Gabriel Miró en Las cerezas del cementerio (1910)

Ya en los años 60 las minifaldas acabaron por acortar la vida de esta palabra. Las sotanas fueron desapareciendo y los largos de las faldas subiendo.  

Con esa falda seguro que no vas a coger cascarrias.

No hay comentarios :