09 agosto 2011

El caso Farewell, una de espias para el verano


No soy mucho de películas de espias, pero los dos protagonista de El caso Farewell me empujaban a ir a verla. Los dos son actores-directores. Y seguramente la química y la interpretación de los dos es lo mejor de la película. Son el francés Guillaume Canet (hace poco deje aquí comentario de su último filme como director, la estupenda Pequeñas mentiras sin importancia )y Emir Kusturica, el serbio autor de Gato negro, gato blanco.


El caso Farewell
está basada en unos hechos reales, la noticia que sacudió a la prensa francesa: el presidente François Mitterrand había expulsado a 47 funcionarios de la inteligencia soviética. Esta expulsión estaba relacionada con la información que el gobierno francés tenía a través de una única fuente de información soviética, el coronel de la KGB, Sergei Grigoriev, alias “Farewell”. Éste, desencantado con el régimen de Brezhnev, se pone en contacto con un joven ingeniero francés en Moscú, Pierre Froment, a quien le hace llegar documentos secretos. Esta información que contiene detalles sobre la red de espionaje que la Unión Soviética tiene desplegada en los países occidentales, cambiará el rumbo de la historia que acabaría con la caída de Muro de Berlín en 1989, y se convertirá en el caso de espionaje más importante de la Guerra Fría.

A pesar de ser de espias, que siempre son pelis muy enmarañadas, El caso Farewell es una película que se entiende a la perfeción, supongo que también ayuda que los hechos los hemos llegado a conocer casi de primera mano. Hay dos o tres cositas en el filme un poco absurdas o poco creibles, pero en conjunto vale la pena, pasas un buen rato.








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