06 julio 2011

Una lectora nada común. Alan Bennett

No había leído nada de Alan Bennett (y ahora me entero que es el guionista de Ábrete de orejas y La locura del rey Jorge), pero me lo recomendaron, y menudo descubrimiento. Me han hablado de dos novelas: Una lectora nada común y La dama de la furgoneta, he elegido la primera y espero no tardar en leer la segunda.

Primero de todo , decir que es una obra muy corta, de unas 120 páginas, lo que la hace perfecta para un día de lectura en la playa. Pero cuidado si tenéis publico alrededor, porque os juro que la leeréis todo el rato con una sonrisa de oreja a oreja, de esas que hacen pensar que estamos locos de remate.

Como en esas películas que hablan de películas (el cine dentro del cine) esta novela habla de las lecturas dentro de un libro. Ese es su tema principal: el lector, y el poder y el placer de la lectura.

Al principio pensaba que el autor fabulaba sobre una reina de Inglaterra que podía ser, o no, Isabel II, pero conforme avanza la novela ves que si, que la lectora protagonista es ella. Bennet se la imagina como una mujer a la que sus deberes monárquicos no le han dejado descubrir los placeres de los libros, pero un encuentro casual con el biblio-bus que llega a la cocina de palacio, le abre los ojos a un nueva pasión. Su relación con los libros a través de un mayordomo, lector voraz, le cambiará la vida.

A los libros no les importaba quién los leía o si alguien los leía o no. Todos los lectores eran iguáles, ella incluida. La literatura, pensó, es una mancomunidad, las letras, una república...Y se le ocurrió la idea de que leer era, entre otras cosas, un músculo que ella, al parecer, había desarrollado.


Esa transformación de la reina, Bennet la describe con una prosa ingeniosa y mordaz, con momentos deliciosos y ocurrentes. También hay crítica y sátira sobre los escritores, sobre la monarquía….

Leía, por supuesto, como todo el mundo, pero el gusto por los libros era algo que dejaba a los demás. Era un hobby, y la naturaleza de su trabajo entrañaba no tener hobbies. El jogging, cultivar rosas, el ajedrez o escalar, el aeromodelismo y decorar tartas. No. Las aficiones suponían preferencias y había que evitar las preferencias: excluían a la gente. No tenía preferencias. Su trabajo consistía en mostrar interés , pero no en interesarse. Y además leer no era hacer algo.

Super-recomendable!!!!

2 comentarios :

dapazzi dijo...

mira el meu blog.

Eme dijo...

Gracias por el dato!! ya mismo me pongo a buscarlo, saludos!