11 diciembre 2012

A leer : El Planeta de Lorenzo Silva


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 Me sorprendió mucho que el Planeta se lo llevara esta novela, la verdad. Una novela policíaca y además perteneciente a una saga. No es el estilo de este galardón literario. Me sorprendió y me gustó. Entre otras cosa porque soy fiel seguidora de las aventuras de Bevilacqua y Chamorro. Para los que no hayáis leído ninguna de las novelas (La estrategia del agua, La reina sin espejo) explicar que los protagonistas son una pareja de guardia civiles del departamento de homicidios. En cada novela deben resolver un asesinato. Y no necesariamente se han de leer en orden. 

La marca del meridiano es la sexta novela de la serie y para mi no precisamente la mejor. Pero eso va a gustos. Pero si que me ha parecido muy logrado y acertado el trabajo que hace Silva con los dos personajes protagonistas a lo largo de las novelas y que alcanza su madurez en esta última.  De hecho lo que más me gusta de Lorenzo Silva es que logra que la trama del asesinato o de la investigación, sea un pretexto para llevarte al huerto. A mi me es igual si gracias a los pinchazos telefónicos y al facebook han rastreado una pista, lo que me interesa son las reflexiones de Beviacqua, la sensatez de Chamorro. Qué es lo que piensan y por qué piensan eso, y Silva te lo va dando poco a poco con información sobre el pasado de Vila, con sensaciones sobre su vida, sobre reflexiones sobre su madurez, sobre ese meridiano que ya ha cruzado…  

Miré el cuerpo sin vida, todavía estupefacto, y miré cómo ella lo miraba, lo que me produjo una irresistible fascinación. A aquellas alturas de mi vida creía haber aprendido algo del amor. Al menos lo suficiente como para saber que era extraño, lo más extraño de todo, una fuerza virulenta en la que se mezclaban de forma casi inextricable la razón más pura y lógica, porque no hay nada más congruente con nuestra naturaleza que buscar la comunión profunda con otro ser humano, y la irracionalidad más absoluta, porque nada como el amor sabe vincularnos a quien nos resulta ajeno, o inalcanzable, o a quien perdimos irremisible o incluso necesariamente.

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